domingo, 30 de junio de 2013

¿CÓMO SE CREA UNA NOVELA?



Hace varios meses me sucedió una cosa bastante peculiar (por no decir incluso graciosa). Estaba de viaje fuera de Madrid cuando me invitaron a una charla-debate donde se iba a hablar de cómo se crea una historia. Puesto que el tema me pareció interesante decidí acudir y escuchar lo que tenían que decir una serie de escritores noveles como yo. No os voy a contar con todo lujo de detalles lo que se expuso en aquella mesa redonda, pero sí que me quedé con dos ideas (ajenas) y una conclusión (mía)
Unos sostenían que cuando se quiere escribir una historia antes se debe tener todo bien pensando: personajes, situaciones, diálogos, trama y longitud. Decían que no se debe dejar nada al azar, que todo debe estar perfectamente pensado antes de sentarse delante del papel.
Otros, por el contrario, alegaban que esa postura es demasiado rígida, que simplemente se debe tener una idea y desarrollarla, dejar que la imaginación lleve al escritor.
Pues bien, ni una ni otra postura me parecen a mí las más adecuadas. La virtud está en el punto intermedio en mi opinión. Creo que quien desea escribir una historia debe tenerla en la cabeza, a sus personajes y sus posibles derivaciones. Pero eso no quiere decir que se deba encorsetar todo hasta convertirse el escritor en un Deus ex machina, al contrario. Debemos dejar que los personajes se nos vayan un poco de las manos, que vivan, que sientan, que le den un codazo a otro y se coloquen en el centro de la atención mientras otros pasan a un segundo plano.
La otra postura, la de tener un simple esquema y dejar volar la imaginación… creo que tampoco es buena porque entonces la narración se te escapa de las manos y puedes encontrarte con que sabes de dónde partes, pero nunca a donde llegas.
Resumiendo, pues, para crear hay que tener la historia en la cabeza, sí, pero sin forzarla. Debe ser como un barco que zarpa de un puerto para llegar a otro y, durante la travesía, ha de tocar una serie de boyas, pero sin que eso signifique que ha de seguir un rumbo exacto.

viernes, 21 de junio de 2013

A ESCRIBIR SE APRENDE ESCRIBIENDO


Voy a hablar hoy de algo que les (nos) ocurre a todos los que escriben (escribimos). Siempre que decidimos sentarnos a plasmar una historia sobre el papel todos -absolutamente todos- cometemos el error de novatos de pensar que vamos a ser un nuevo Cervantes, que nuestro libro será distinto de los demás, mejor, lleno de mensaje, enjundioso como para pasar a la historia de la literatura con mayúsculas.
Pues bien, nada más lejos de la realidad. A escribir se aprende escribiendo y siempre que lees algo tuyo de hace tiempo te echas las manos a la cabeza preguntándote cómo es posible que de tus manos pudiese salir semejante engendro. Y ahí de quien no piense así porque jamás mejorará.
Con estas líneas quiero decir simplemente que todo escritor va mejorando, creciendo, depurando su técnica. Los escribidores, en cambio, se estancan y no creen que nada ni nadie pueda enseñarles.
A todos aquellos que realmente quieran ser escritores, que no se desanimen si se sonrojan al leer algo de cuando empezaron. Es normal y es bueno.

jueves, 20 de junio de 2013

AL DIABLO CON LAS VACACIONES



Dentro de unos días -concretamente el 5 de julio de 2013- saldrá a la venta mi primer libro con ediciones Tagus, de La Casa del Libro.

Ya sé que muchos pensarán que "este hombre se va a dedicar a hablar de su libro sin parar, como si fuese él la única persona de este mundo que ha publicado".

Y en cierto modo tienen razón cuando piensan que hablaré del libro porque es el primero, porque me ha costado mucho que alguien (un editor, en este caso una editora) confiase en mi trabajo y decidiese arriesgarse.

Han transcurrido muchos años desde que empecé a escribir y varios desde que terminé esta obra y comencé a moverla por las editoriales. Recibí muchas negativas en forma de cartas amables hasta que, harto, decidí buscar un agente literario.

La cosa no fue mucho mejor... casi diría que fue peor. Casi todos los agentes respondieron con cartas parecidas a las de las editoriales hasta que un día, cuando ya no creía que alguien fuese a querer representarme, apareció una agencia de Sevilla que -de nuevo- creyó en mí.

Todo esto me lleva a la conclusión de que muchas veces no es tanto la suerte como la perseverancia (o insistencia) lo que nos termina llevando al lugar adonde queremos llegar.

Espero que aquellos que me lean, que ahora mismo estén esforzándose por algo mucho y hayan perdido la esperanza de lograrlo, se den cuenta de que jamás en esta vida debemos cejar en nuestros empeños si creemos en lo que hacemos.

Dicen que la fe mueve montañas. Yo digo que nuestra fe remueve obstáculos si nos lo proponemos.


Un saludo a todos